Pago de los Capellanes Roble

12,00 

Vino tinto Roble de Ribera del Duero

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Pago de los Capellanes Roble

En pleno corazón de la Ribera del Duero se sitúa el Pago de los Capellanes, situado a un kilómetro escaso de Pedrosa de Duero, pueblo burgalés en el que se vendimian algunas de las mejores uvas de toda la Ribera.

En sus orígenes, en la finca apenas si había unos miles de cepas, en la tradicional forma de vaso.

El matrimonio Rodero - Villa, rodeados de un excepcional equipo, y apostando por una forma muy particular de concebir el vino, ha logrado que hoy en día el Pago de los Capellanes supere las cien hectáreas de viñedo propio, en espaldera, que rodean la bodega, conjugando variedades como la tempranillo o tinto fino, la cabernet, y la merlot, y haciendo posible cumplir un sueño que se remonta a 1980.

La producción reducida permite el estricto control de la calidad final del producto, así como el seguimiento personal de todas las partidas embotelladas. En los viñedos de la bodega solamente permitimos 5.000 kg de uva por hectárea, por debajo de los 7.000 permitidos por el Consejo Regulador de la Ribera del Duero, un claro ejemplo de la apuesta por la calidad de nuestra materia prima.

Así nace toda la gama de vinos que hoy llega al mercado con su sello. Tintos con un potencial muy personal, fruto de la tranquilidad, el cariño y la paciencia.

El nombre de Pago de los Capellanes proviene del término municipal en que se sitúan los viñedos y la bodega.

Pago, como paraje o lugar, designa una superficie de terreno.

Antiguamente, en el periodo del siglo XIII al XIV, existía en Pedrosa de Duero una capellanía, y los habitantes del lugar donaban pequeñas parcelas de terreno a los capellanes a cambio de misas y oraciones por los difuntos.

Con el paso del tiempo, los capellanes de Pedrosa llegaron a reunir un término municipal, pero con la llegada de la desamortización de Mendizábal (1855) las propiedades de la iglesia y el clero debían regresar a manos del ayuntamiento.

A pesar de ello, los habitantes de Pedrosa siguieron llamando al Pago, el de los capellanes.

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